Reflexión: La historia de un perro

Reflexión: La historia de un perro

REFLEXIÓN DE UNA HISTORIA QUE NO DEBERÍA REPETIRSE:

Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer.
Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable.
Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo
y parece que hasta mi pelo se está cayendo.

Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen:
«No te acerques» Ya casi estoy inconsciente;
pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos.
La dulzura de su voz me hizo reaccionar.
«Pobre perrito, mira como te han dejado»,
decía… junto a ella venía un señor de bata blanca,
empezó a tocarme y dijo: «Lo siento señora,
pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir».

A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió.
Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole
me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección
y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer
si nadie me quería.

La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo.
No convierta en problema una grata compañía.
Ayuda a abrir conciencia y así poder acabar
con el problema de los perros callejeros.

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