Enamórate de mi lado oscuro
Enamórate de mi lado oscuro,
de mi lado malvado,
del lado que a nadie le gusta,
porque del otro lado
cualquiera se enamora.
Enamórate de mis malos momentos,
de mis inseguridades y mis defectos,
de mis caprichos y mis tonterías,
porque de mi lado brillante y seductor
cualquiera se enamora.
Enamórate de mi inmadurez,
de mi tozudez y mi impaciencia,
de mi parte salvaje e imprevisible,
porque de mi lado pasional e irresistible,
cualquiera se enamora.
Enamórate de mi locura,
porque de mi lado sereno,
ya te has enamorado.
Rosa Vidal, 2014.
Parece más fácil cuando uno se enamora poder amar y querer esa parte que es la que mas resplandece, si es vital, alegre, apasionado, prospera, atractiva, dinámica y entre otros detalles… pero alguna vez Jesús dijo ama a tus enemigos, quizá es más fácil amar a los que nos aman en general pero el verdadero reto esta en cuando amamos a los que que a veces no nos aceptan y en las relaciones también nos enamoramos de esa parte que parece mas fácil y atractiva de la pareja; pero que pasa cuando afloran con el tiempo y mas experiencias también esas áreas que no nos gustan cuando hay miedo, fracasos, dudas y situaciones del mundo interior que empiezan a incomodar…. Pues resulta que ese lado que cada persona tiene es inevitable Carl Jung hablaba de que cada ser humano tiene una sombra que siempre tiene que reflejarse a través de las relaciones humanas en general; quizá en las relaciones de pareja se da con más intensidad.
¿Seras capaz de aceptar lado oscuro de tu pareja?
Pasa tiempo en conocer a una persona y no es fácil atreverse a ver todo lo que compone a una persona, lo que no deja ver a simple vista, lo que solamente perciben aquellos que saben ver con los ojos del alma.
Amar es aceptar al otro tal cual es, con sus virtudes y defectos, porque es un ser humano imperfecto al igual que tú.
Eso es lo que expresa este pequeño poema de Rosa Vidal:
Sera que amar es solo tener la parte de buena de las cosas? es esa precisamente la clave de todo esto ¿Y sabes por qué? Porque todos, o al menos, la mayoría, alguna vez en la vida hemos pasado por esos días en que amanecemos tan insoportables, que no nos aguantamos ni nosotros mismos.
También hay días en que la tristeza nos abraza y amanecemos con lluvia en los ojos y pequeños derrumbes en el alma.
Esos pueden de esos días como que todo queda estático, en que la apatía se
apodera de nosotros y no tenemos ganas ni de levantarnos. Donde levantamos la
barbilla y el cielo nos parece tan lejano. O qué tal cuando resurge ese niño
interior que dicen por ahí que llevamos dentro, pero nunca dicen que a veces
está herido. Todos ellos son momentos en que nos sentimos vulnerables e indefensos, y de
alguna manera, tratamos de escapar hasta de nuestros sentimientos, porque no
sabemos cómo manejarlos o porque tememos enfrentarnos a nosotros mismos. Y todo
eso que sucede en nuestro lado oscuro, no es culpa de nuestra pareja, sino de
cada quien. Sin embargo, muchas veces (inconscientemente o sin querer) los
lastimamos con nuestras actitudes, obligándolos a reaccionar como un animal
herido.
Parece siempre en muchas formas de relacionarnos que fácil es amar a una persona por su belleza (interna y externa), cuando su salud es excelente, cuando es prospera, cuando es apasionada, cuando la consideramos digna de confianza y sobre todo cuando es feliz. Eso, todos pueden hacerlo. Pero amar el lado obscuro, comprenderla, aceptarla, ayudarla a superar sus miedos, sus fracasos, sus dudas, sus enfermedades y sus pobrezas, es el
verdadero reto que sólo pocos pueden lograr. ¿Es que a caso, en el amor, lo
bueno y lo malo no van de la mano? ¿Amar es sólo tener la parte buena de las
cosas?
Y como en todo, ese es el secreto de las parejas perdurables: SON EMPÁTICAS. Se protegen uno al otro en los momentos más vulnerables que atraviesan cada uno, se cuidan mutuamente desde el fondo de su corazón. Saben que el amor es un compromiso que se sella en los días de prueba, que a pesar de lo difícil que puede ser amar ese lado obscuro de su pareja, con voluntad se puede resolver. Y es que al igual que el día y la noche van de la
mano, en el amor lo bueno y lo no tan bueno. Pero ojo: hay personas que cuando conocemos no muestran esa parte oscura, que por ningún motivo debería ser permisible, aquéllas egoístas, infieles, hirientes, viles, poco amables y malagradecidas y algunos adjetivos calificativos que nos pudiéramos imaginar.
Ese tipo de personas no merecen ninguna comprensión y, mucho menos, ser amadas. Es injusto y una gran pérdida de tiempo invertir energías tratando de ser pacientes y amorosos con ellas, porque regularmente,nunca cambian. No hay que confundir ser comprensivos con ser permisivos bajo ninguna de estas circunstancias.
Como vivimo parace que eso hoy está tan de moda eso de no querer compromisos y decir desde un principio “primero hay que conocernos bien”, así, si lo que conocemos de
nuestra pareja no nos gusta, tenemos la libertad de salir corriendo a la
primera. Ese concepto de compromiso moderno nos predispone a una relación poco
duradera. Que cuando comiencen a caer las máscaras y cuando las debilidades
comiencen a surgir y necesitemos apoyo y respaldo emocional de nuestra pareja, es
el momento de salir huyendo.Por
lo cual, desde el principio, el pacto es que sólo se van a “amar” en su mejor
momento. Lo cual nos lleva a fingir, a no ser auténticos, a interpretar un
papel, a ser quienes no somos, a desgastarnos, a dejar de amarnos y a dejar de
amar a ese alguien que ama a quien no somos. Y es ahí cuando el amor acaba. Y
no debe ser así, el amor autentico ama más en la tormenta, en la oscuridad, en
la dificultad, en el apuro, en el peligro, surge más fuerte cuando más se
necesita.
“La oscuridad no existe, la oscuridad es en realidad ausencia de luz.”
-Albert Einstein-