Por: Fundación México Unido
Fuente: esmas.com
El cuerpo humano produce endorfinas y réplicas de drogas que aceleran o inhiben nuestros procesos mentales de manera natural
Nuestro cuerpo es la máquina más poderosa, sabia y sin duda alguna, la más sorprendente de cuántas existen; no sólo es un armazón de huesos, músculos, venas, arterias y cartílagos; es una verdadera caldera donde se llevan a cabo los hechizos mágicos que día a día nos dotan de vida y de vigor.
Como en un gran y sofisticado laboratorio se originan en él, numerosos experimentos que son una fuente de incógnitas para los científicos que habitan nuestro planeta; no por nada se gastan millones de dólares año con año, para descubrir el funcionamiento de cada órgano, sus procesos de desgaste y los factores internos y externos que pueden dañarlo, deteriorarlo y hacerlo morir.
Mediante numerosos estudios, se ha comprobado que todos los seres humanos producen sustancias que son una especie de heroína o morfina naturales – en términos médicos son conocidas como “endorfinas”- que no son más que opiáceos naturales, que intervienen de modo directo en el dolor o en la satisfacción, peleando el primero e incrementando la segunda.
Y no sólo tenemos sustancias activas que semejan la acción de la heroína o de la morfina, también contamos con réplicas absolutamente naturales de la marihuana y de casi todas las demás drogas artificiales existentes, estas sustancias químicas que genera nuestro cuerpo, son una especie de chip que aceleran o inhiben nuestros procesos mentales y por lo tanto, muchas de nuestras reacciones.
La tomografía por emisión de positrones, es un estudio que ha ayudado a descubrir lo anterior, ésta se basa en un principio de toma o inyección de una glucosa radioactiva que titila de modo diferente en las áreas del cerebro de cada persona.
Se ha observado que en el cerebro de los adictos a las drogas, hay un uso alterado de la glucosa, ya que ésta se usa, en mayor o en menor cantidad, pero siempre fuera de lo normal, por eso el individuo tiende a buscar las sustancias, ya que su cuerpo no las produce de modo 100% natural, en términos biológicos, el cerebro de un adicto a drogas es más frágil y lábil que el de sus congéneres. Esto de ningún modo quiere decir que sean menos brillantes o capaces, la debilidad existe en cuanto a la producción correcta de químicos estabilizadores del dolor o del placer, que son situaciones a los que todos los seres humanos nos enfrentamos día con día. Cada individuo nace predeterminado en su producción de sustancias y eso tiene que ver con su capacidad depresiva o de goce y su umbral de dolor.
Por eso, cada uno reacciona de modo muy distinto a los otros ante situaciones similares como la pérdida, la frustración, la separación, la soledad, el enfrentamiento o incluso el amor; las sustancias químicas que genera nuestro cuerpo, modelan en gran parte nuestra personalidad, junto con otros factores ambientales y psicológicos que son igualmente importantes.
Por ejemplo, la sustancia neurotransmisora, llamada dopamina, es la encargada de que sintamos placer. Cuando comemos, tenemos actividad sexual o practicamos deporte, hay una mayor secreción de ésta, y los centros de identificación de sensaciones agradables se activan, haciéndonos sentir muy bien.
Cuando un sujeto no activa natural y satisfactoriamente el neurotransmisor del placer, recurre a sustancias como el alcohol, la cocaína, heroína, morfina, tabaco, barbitúricos y otras que por su método de acción, provocan dependencia y después crisis de abstinencia, pues el cuerpo se acostumbra a ellas para modularse en lo que considera, erróneamente, una vibración de estabilidad y bienestar.
Es muy importante cobrar conciencia de que la adicción a las drogas tiene una raíz muy profunda en el funcionamiento biológico de cada individuo, por ello es necesario platicar del problema, acudir al médico cuando no podemos controlar la intensidad de nuestras emociones o las pulsiones de muerte y destrucción.
Afortunadamente la ciencia tiene tal grado de avance que bien puede ayudarnos a optimizar los filtros naturales, mediante el estudio de nuestro propio y maravilloso mapa químico. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el amor a nosotros mismo y a nuestros seres queridos, nos pueden llevar a tomar las decisiones más adecuadas para nuestro bienestar. No es cuestión de física y química, es cuestión de decisión personal, de querer estar bien, libre de adicciones, libre de cadenas.